domingo, 13 de febrero de 2011

El cerebro de los delfines


Muchos cetáceos tienen cerebros relativamente grandes y complejos pero ¿son por ello inteligentes?. Incluso en los seres humanos "inteligencia" es un término muy confuso. Se la suele relacionar con la capacidad de aprender, de conocer y de analizar utilizando la razón y el juicio. Para contestar esta pregunta no sólo se han analizado pruebas de comportamiento sino las estructuras del sistema nervioso. La simple comparación del cerebro de un delfín y un humano nos hace entrar en la sospecha del elevado nivel intelectual del cetáceo. No sólo el cerebro de éste es superior, en proporción al tamaño corporal, que el del hombre sino que también presenta una mayor complejidad. Así el córtex, capa cerebral donde residen las más altas facultades intelectuales, parece ser más extenso y con mayor complicación de circunvalaciones, siendo su número al menos el doble. Además el número de neuronas es al menos un cincuenta por ciento mayor en el delfín. Algunos especialistas opinan que estos animales podrían poseer un intelecto mayor al del humano pero definitivamente distinto. Por otro lado es muy conocida la gran capacidad de aprender de los delfines, ellos enseñan a sus crías a obtener alimento y a defenderse de los predadores. Incluso, los delfines en cautiverio pueden enseñar a otros los "trucos" aprendidos durante su entrenamiento que no son otra cosa que un medio para obtener comida.

Emociones en animales


La risa apareció en el rostro del ser humano antes de que hablara y no es exclusiva de los hombres, pues esa expresión de felicidad existe en otros animales, según un estudio divulgado ayer por la revista Science.
Como prueba de sus afirmaciones, el psicólogo Jaak Panksepp señala que los circuitos neurológicos de la risa existen en las regiones más antiguas del cerebro, cuya estructura es compartida por muchos animales.
Además, añade, había formas de risa y juegos en otros animales miles de años antes de que el ser humano apareciera con sus carcajadas y, después, con su expresión oral.
Por otra parte, según el científico del Centro de Neurociencias de la Mente y el Comportamiento del Departamento de Psicología de la Universidad de Northwestern, los últimos estudios con ratas, perros y chimpancés proporcionan pruebas concluyentes de que la risa y la alegría no sólo son disfrutadas por los seres humanos.
"Tal vez sea hora de que la neurociencia acepte que los animales son capaces de muchos sentimientos emotivos", señala Panksepp en el informe sobre su estudio.
Como prueba de que la risa antecede a la palabra, el científico cita el caso de los niños que ríen y gritan de alegría cuando todavía están en pañales y no han comenzado a expresarse oralmente.